Nosología de las formas imposibles: Poética VIH-chosa en los activismos positivos del Sur
- Angel Burbano
- 2 sept 2021
- 21 Min. de lectura
Por: Angel Burbano
El lenguaje es un virus (W. Burroughs)
La carne es la entidad viva superior a la evidencia lógica (…) Es otro saber (Antonin Artaud, 2005)
El Sida es, desde mi punto de vista, la primera enfermedad de la condición neoliberal (Preciado, 2017)
El silencio nunca ha traído nada valioso, menciona Audre Lorde (2008) en sus diarios sobre el cáncer. El mismo principio de sanación y ternura radical puede comunalizarse sobre lo que se piensa y lo que se conoce del Sida. Estas palabras están dirigidas para las cuerpxs VIHchosas, abyectas, virulentas que están atravesando una segunda colonización en sus territorios, salpicadas de la escarcha del sarcoma, invadidas de la toxicidad de la empresa farmacéutica en su máxima y más salvaje expresión, solitarias en sus trincheras, perseguidas y amenazadas, forcluidas[1] de un estado-nación (saludable, higiénico, blanco) a la que nunca hemos pertenecido las trans-maricxs que encarnamos las metáforas de la polución, la suciedad, el orden de la subalternidad per-versa, otra versión de los padres de la patria. A las que siguen vivas en 2021 este profundo grito que nace dónde se abre la carne y se revierte la piel, donde se cae el cuerpo y se termina el movimiento. En medio de tanto silencio judeocristiano y culpa, las cuerpas VHIchosas ladramos antes de morir en el patio de atrás:
“Hay una perra muerta en mi patio. Era nuestra hermana. Todas somos de su misma cepa y todas vamos a morir algún día como ella. El funeral es al fondo; pasen” (Sosa 2019, pág. 189).
Sobre estos apuntes, me pregunto: ¿Se puede/concierne teorizar sobre el saber y el sufrimiento de nuestra comunidad VIH positiva del Sur? ¿Se puede escribir con las manos acalambradas como mencionó el poeta y activista trans masculino VIH-positivo Andrea Alejandro Freire? ¿Cómo nos podemos acompañar en esta segunda pandemia?
¿Es suficiente hablar, fundamentar, teorizar el cuerpo desde una mirada médica, desde la somato-política/la necropolítica[2]? ¿Es suficiente el uso de un lenguaje sintético sobre las cuerpas VHIchosas del sur que siguen vivas en el siglo XXI? La inaprensible comunicación del dolor por métodos matemáticos, una escala de huesos rotos es insuficiente. Ahí donde la ausencia de oportunidades laborales y el estigma social lacera mucho más que las manchas pardas, los calambres, sudores fríos, la colitis, la depresión por los esquemas (TAR)[3]. El Sida en la actualidad vuelve a detonar miedos arcaicos e irracionales (de forma similar a la lepra, sífilis en el siglo XVI) desde su llegada en los 80´s[4], su reactualización con el coronavirus en 2021, el fantasma del sidario, la peste, la moralización de la enfermedad, todo retorna.
Ojalá este relato estuviese escrito por las cuerpxs visibles de la pandemia en los 80´s, las divas sidosas que tanto amamos y las únicas que podrían sanar con su sola existencia, el vacío profundo el sin sentido sobre nuestros cuerpos. Desde las más glamourosas de la Argentina como Cris Miró[5], las heroínas trans en la escritura de Camila Sosa como la muchacha del Valle de la Falda y Angie[6] y las femme fatale que encarnan la estética y el glamur de los sidaros en Lemebel; Loba Lámar, Madona de San Camilo[7]. En territorio ecuatoriano desfilan en la memoria de las sobrevivientes de la despenalización: la Emilia, Tránsito, María, Satanacha, Lady, Angelita[8] (…) todxs esxs cuerpxs anónimos, informes que desaparecieron en la neblina de la Mariscal, el puente del Guambra, el Ejido por la tuberculosis, por el Sida, por los escuadrones violantes[9] de León Febres Cordero (1984-1988). Que Todxs estas cuerpas acompañen esta escritura, esta poética Vhichosa, este encabronamiento ante la clínica neoliberal.
Si algo ha caracterizado al cuerpo enfermo, subalterno desde la pandemia del sida es su movimiento en búsqueda la voluntad, el sentido, la voz y la lucha. Todas, desde su geometría imposible ocuparon distintos espacios de movilización. Para la filósofa Ileana Diéguez (2019) el movimiento implica afecto:
No pienso en los afectos como “perturbación emocional”, sino aquello por lo que un cuerpo se pone en movimiento. Afecto como lo define Espinoza, es “el concepto central de una gramática de la potencia”, que implica variaciones en la capacidad de actuar (6).
La potencia es el movimiento entre dos huesos que despierta un cuerpo que se apaga, que cae, que resiste al orden de la muerte, la mierda, los fluidos, lo que se pudre (…) otrora la espacialización de un cuerpo en la antesala de la muerte: la clínica, el lugar del proscrito, el ostracismo innominal de los que tienen la culpa, los ciudadanos de mal vivir, la historia de los maricones, los promiscuos, las marimachas, las trans… el mal vivir.
El artista que ejemplifica esta potencia frente a la clínica, y habla por primera vez del Vih en Ecuador es Ricardo Luna (1985). Luna tuvo su formación como artista visual en la escuela de Cine y Artes Visuales Cievyc en Buenos Aires-Argentina, expuso varios trabajos en Red Galería, Galería del Árbol y el Nossa Festival de las Artes.
El trabajo paradigmático sobre del Vih/Sida y arte contemporáneo[10] fue la edición N°6 de su proyecto virtual Lasicalíptica.net, mismo que en 2015 obtiene el premio Mariano Aguilera de las Artes del Ecuador en la categoría publicación web. A partir de esta publicación se abrió una discusión colectiva comunitaria, multimedial en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) sobre la experiencia del VIH con ocho artistas nacionales y latinoamericanos, en palabras de Luna (2021):
La Residencia VIH Positiva fue una experiencia intensa e inesperada. Un poco esperada porque planeábamos golpear la ciudad. Reunimos a varios artistas VIH+ y artistas que no convivían con el virus tan directamente. La frase inicial fue “Todos tenemos VIH”, porque basta que alguien tope el tema para infectarnos simbólicamente para tratar de entender.
Camila Sosa (2019) menciona que cada año humano equivale a siete años para una perra, el cuerpo VIH+ al igual que el de una perra, palpita más, se desliza por el tiempo con mayor futilidad que un cuerpo humano “sano”, evidencia su fragilidad. Menciona Luna (2021) que a pesar de existir el término Indetectable-Intransmisible[11] no exista cura y en los 10 años que porta el virus dentro de su cuerpo tuvo tres episodios de enfermedades muy fuertes que lo mantuvieron en cama cerca de cinco a seis meses: “tuve la oportunidad de poder mantenerme económicamente, pero no es la situación de todas las personas, debemos exigirle al estado una rendición de cuentas sobre las más de 12 000 personas que se mueren al año por causas relacionadas la Sida” (Luna 2021).
En el anverso de esta realidad el escritor, ilustrador, performer, comisionado de Monitoreo Estratégico del MSP Andrea Alejandro Freire, en su condición de hombre trans afrodescendiente vih-positivo menciona que han existido varios casos desabastecimientos de medicamentos Antirretrovirales (TAR) en hospitales públicos de Quito (2018-2021) y Guayaquil, el Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín (HCAM IESS), Hospital de Especialidades Teodoro Maldonado Carbo (HTMC IESS).
El más catastrófico tuvo lugar en marzo hasta julio de 2020. Cuatro meses que no se repartieron medicamentos, sino que estos debían ser adquiridos en su alto costo en el mercado (del que se aprovecharon las farmacéuticas para especular el precio). A pesar de que Andrea Alejandro pudo comprar algunos meses el medicamento y dosificar su dosis para que alcance, explica que esta no fue una posibilidad para personas privadas de libertad que realizaron llamadas de auxilio porque no les había llegado la medicación hace más de seis meses:
“Después de la dotación de medicamentos en julio, hubo una pequeña abundancia de antirretrovirales, me pregunto cuáles de estos medicamentos pertenecerían a compañeras que habían fallecido con carga viral muy alta, que pasaron a Sida, tal vez les dio tuberculosis, tal vez Covid (…)” (Freire, 2021).
Cuántas perras murieron en el patio de atrás, de nuestra misma cepa, que nadie reconoció, que serán olvidadas en esta segunda pandemia. Frente a este colapso en el sistema sanitario y al desabastecimiento de medicamentos, el gerente de la Estrategia Multisectorial en Respuesta del VIH/Sida (2016) Rodrigo Tobar manifestó junto a su equipo conformado por la Dra. Gabriela Yerobí y la Psic. Mayra Granja, que no existen cifras de cuántas personas con VIH han muerto en la pandemia, además de los datos ya existentes[12] ampliamente trabajados por las distintas estrategias del plan mencionado. Tanto Tobar como Yerobí, expresaron que ya existían limitaciones en cuanto a los recursos para financiar nuevas estrategias como es el caso de adolescentes y mujeres amas de casa, motivo por el cual Ecuador se mantiene en el segundo lugar en Latinoamérica con la taza de transmisión de VIH, sin ninguna disminución frente a otros países como Colombia, Perú y Bolivia.
Ricardo Luna efectuó, en medio de su tercer cuadro clínico-patológico, su obra “No me verás Morir” (2020) un fotoperformance, fotografiado por José Miguel Serrano, que además de resistir a un panorama ampliamente desesperanzador para las personas que viven y luchan con VIH, también luchan y sobreviven frente al estigma y moralización de la enfermedad, una suerte de significados de las que es mejor prescindir.
Su obra consiste en la articulación de la potencia, el movimiento, el afecto, de un cuerpo profundamente encabronado, que ladra en un patio de atrás de cualquier barrio quiteño, como quién alerta a su cepa de perrxs, como quién ladra, se encabrona y contagia este encaboramiento, como quién desnuda su cuerpo para vaciar la sobrecarga violeta de metáforas de las que está atiborrado el cuerpo VIHchosodelSur.
¿Puede ser la obra de Ricardo Luna una crítica a la moralización de la enfermedad en este contexto actual? ¿cómo leer al Vih/sida sin metáforas militares[1]? ¿qué puede el cuerpo positivo y su poética informe, ahora, este momento de pandemia?
Mi cuerpo poluto en un matraz de Erlenmeyer
“El enfermo es una síntesis espacial geométricamente imposible” (M. Foucault, 2000)
“No tratéis jamás una enfermedad sin haberos asegurado del espacio” (Gilibert 1971)
En 2008
“Tuve una Hepatitis B y papiloma, me sentía muy enfermo. Fui al hospital y me hicieron un test de VIH. Yo miraba cómo los demás recogían el resultado y se iban, la dinámica se repetía. Había otros que se quedaban por más tiempo, en ese momento no existía -esto- de la confidencialidad. El consultorio del VIH tiene una carga muy pesada. La gente usa gorras, gafas, he llegado a ver gente con pasamontañas que va a retirar su medicamento, no es un lugar de refugio, es traumante.
(…)
<<Me dijeron que era VIH positivo>>, me tuvieron esperando más de una hora. Me levanté y dije: -¡Quiero ir a mi casa…!- <<además, no entendía lo que decían, estaba en shock, solo quería ir a casa (…)>>” (Luna 2021).
Ricardo Luna menciona la carga simbólica y cultural que tiene el peso de la mirada médica, esta se extiende a la mirada social como una elongación del mismo tipo “haz y envés”, finalmente la completa separación de su cuerpo-enfermo del todo materno, el horror, la presencia del ojo del diablo[1] sobre sí y su materia.
Para Luna (2008) esta mirada es similar a la animalización, como una atracción de zoológico, morbosa, su cuerpo aumentado con una lupa, en un contenedor experimental. Su cuerpo medido: célula, cavidad o hueco en un matraz de Erlenmeyer. Lo cierto es que esta mirada de animalidad es un rezago de la construcción clínica del Sida en los años 80´s. En este siglo (XXI) el cuerpo informe VIH+ resiste, gracias a los avances en ingeniería genética[2] (TAR) o medicina antirretroviral, pero asiste a un complejo exceso de biopolítica sobre el control de su carne y lo que esta contiene; sus fluidos, los huesos, sus lípidos, la glucosa, medidos de forma estricta y periódica, “lo primero que te dicen es que uses condón, que puedes transmitir, que eres tóxico, un discurso higiénico que hace que cuidemos al mundo de nosotros mismos” (Luna 2021).
Una pieza que trató sobre -la mirada- en la Residencia Positiva (2015), fue de la artista brasileña Micaela Cyrino. La obra consistió en un jam de dibujo en el cuál Micaela posó desnuda frente a 20 dibujantes que la retrataron en distintas poses. Nadie conocía en un principio su historia, solo se presentaba <<el cuerpo objeto>> par ser representado, imaginado, construido, fijado.
En un segundo momento, los artistas detienen los trazos. Micaela se levanta, cuenta su historia y esta los invade, los toca, sobrepasa lo abyecto y se sitúa en el ámbito de lo informe de lo que abruma, lo que invade: “tiene la edad del VIH”; Por su cuerpo-positivo-del-sur había pasado la historia de todos los tratamientos antirretrovirales, directa o indirectamente. Desde que obtuvo el virus en la leche materna por transmisión vertical, la ausencia de medicamentos/ o la experimentación con los primeros fármacos (AZT/TARGA)[3] que causó el fallecimiento de sus padres, y la posibilidad de muerte como un continuum cotidiano (Luna 2008, 268).

Performance: Micaela Cyrilo
Fuente: Lasicalíptica.net
La historia de Micaela Cyrilo detona múltiples núcleos de análisis y a su vez uno solo y concreto sobre la interpretación de la enfermedad en sí misma. El Sida, como una construcción clínica y el entendimiento de esta gramática de saber médico (encerrada y entendida a partir de sí misma) y su consecuente paso al campo del imaginario social.
A decir de Susan Sontag (2017) no se pueden comprender las cosas sin metáforas, sin embargo, existen metáforas de las que es mejor abstenerse o apartarse (107). ¿En qué punto muta el discurso sobre la percepción del saber médico racional a un cúmulo de significados sobre la polución, culpabilidad y vergüenza? Un punto para comenzar este análisis es la misma arbitrariedad de la palabra Sida:
“Hablando con rigor, Sida -Síndrome de inmunodeficiencia adquirida- no es para nada su verdadero nombre. Sida es el nombre que se atribuye a un cuadro clínico cuyas consecuencias forman todo un espectro de enfermedades” (Sontag 2017, 219).
La historia del sida es una historia de rumores, la zoonosis o el salto del virus de animales a las personas; tanto Suárez (2004), Lossio (2021) mencionan que existen casos desde el siglo XV de formas simias del virus causadas por los procesos de deforestación, manipulación de animales. Por otro lado, una versión conspirativa del virus, dónde la CIA fabrica el virus en un laboratorio junto al ejército de Maryland, que fue enviado al continente africano y devuelto por un grupo de misioneros homosexuales (Sontag 2017, 159). No es hasta 1987 que el presidente Ronald Reagan menciona por primera vez la palabra Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) frente a la creciente crisis de la epidemia. Existen dos acontecimientos que anteceden a la palabra Sida.
El primero planteado de forma cruel por los medios de comunicación a partir de 1981 frente a 5 casos de jóvenes homosexuales de Ángeles (EE. UU.) que combinaban la neumonía por Pneumocystis carinii con sarcoma de Kaposi, bautizado por los medios como “peste rosa”, “gay related inmune deficiency”, en Chile aparecieron titulares (1984) como “Murió paciente del cáncer gay chileno” (1984), “Murió el paciente de la enfermedad rara”, “Grotesco desfile de Moda en beneficio de los enfermos de Sida”, “Primero Homosexual con Cáncer Gay en Madrid”, “Tarjeta Amarilla a la Peste Rosa” (HistorialGlbti 2020), en Perú existen titulares de lo más aversivos y estigmatizantes como menciona Lossio (2021) en el diario La República de 1985:
“Habría tal vez que echarse a descifrar las profecías de Nostradamus o perseguir en los versos del Apocalipsis el sombrío galope de la peste y calcular el tiempo que nos queda (…) Ahora se acepta que el contagio se produce a través de los fluidos orgánicos (…) hay quienes advierten que el Sida también puede ser transmitido por contacto con saliva (…) y acaso, por qué no, a través del sudor” (129).
La carga de culpa, estigma, en el discurso del sida responde a lo que se ha comprendido históricamente sobre las enfermedades de transmisión sexual, la más cercana, la sífilis en el siglo XV, cuyas metáforas y formas son de polución, suciedad, por los fluidos sanguíneos, sexuales (…) sobre estas enfermedades sexuales el imaginario social inspira un fácil contagio, transmisión en lugares públicos (Sontag 2017, 131), este fue el caso de su acontecimiento desde el primer caso de contagio en 1984, Purita Valentina Pelayo (2017):
“La epidemia del Sida hizo cambiar mucho las costumbres de los quiteños, sobre todo con los vinculados con los quehaceres y servicios que brindaban a los grupos de travestis de la comunidad gay; se escuchaba que un simple saludo o manipulación de utensilios en los restaurantes podrían ser causa de contagio; además se redujo el número de clientes en busca de servicios sexuales” (42).
Daniel Moreno (2010), artista drag queen contemporáneo a la despenalización ilustra en una de sus obras “Convención anual de monstruos” de forma poética la abyección, el complejo aislamiento de la comunidad marica, trans, travesti, del sol, de forma similar a los vampiros, se revierte el mundo con la llegada del Sida, y el sol del día se vuelve heterosexual, los cuerpos monstruos son arrojados al abismo de lo profundo, al obscuro mar, dónde los animales en vez de dejarlos morir, les regalan parte de su cuerpo, el glamour de su aspecto extraño, la ciudad de las perras que va desde la Y, la mariscal, el puente del guambra, algunos bares, dónde circula el romance, la ilegalidad y la muerte (56).
El segundo factor que antecede la verbalización del Sida su naturaleza clínica. La taxonomía de las enfermedades proviene del siglo XVIII de la mano de la medicina clasificadora que domina el saber y la práctica ilustrada. Foucault (2001) explica que la medicina clasificadora da paso al estudio de los cuadros nosológicos/clasificatorios de la enfermedad en el cuerpo como espacio geométrico para localizar el mal, por medio de analogías entre los distintos síntomas de la naturaleza de la enfermedad.
Estos parentescos (en analogía) del veneno de las cosas, recurren a una matriz disciplinar de origen botánico, si he comprendido bien, la enfermedad crece y se ramifica, espacializa su mal y sienta raíces hasta llegar a la forma más mórbida, que, en apariencia externa, es el cese de todo movimiento, el cadáver.
La nosología[1], tiene su origen con la escuela clínica (Collegium Nosocomium) de Francois de la Boe en el hospital de Leyden, se destacan además las publicaciones de Nosologie de Sauvages (1761) y Nosographie de Pinel (1798). Este corpus propone dos elementos fundamentales desde su exégesis para entender la medicina moderna, la autonomía de su conocimiento verdadero <<abstracto>> y el Ojo médico <<la percepción del color, manchas, la dureza, claridad, la luz de la verdad>> (Foucault 2001, 17). Ambos elementos superpuestos funcionan en la comprensión de la enfermedad.
En 1764 Meckel, miembro de la Academia Real de Prusia incrementa la medición matemática sobre la geometría espacial corporal, que cada vez es menos parecida a un cuerpo y más a un plano cartesiano perfecto, cuyo análisis y comprensión del dolor pasa a ser un imposible para las ciencias médicas. La separación completa de la medicina de la teoría social es la no comprensión del dolor, rezagado a un dato cuantitativo, una cifra. Sin embargo, en medio de esta acumulación gigante de conocimiento racional, la mirada médica aprehende intervalos de lo humano, de dónde muta el discurso.
Este es el caso de Rudolf Virchow (1850-1860), fundador de la patología celular, que emplea metáforas políticas para verbalizar el cuerpo celular. Sontag (2011) estudia muy bien el uso de las metáforas del estado y la democracia en Virchow, sobre el cuerpo como república, y la enfermedad como un enemigo ante el que se entabla una guerra a muerte (108).
Tanto las metáforas democráticas, espaciales serán parte de la percepción de la mirada médica en los primeros hallazgos del sida. Sin embargo, la lógica evolutiva del virus introduce otro intervalo. La naturaleza del virus no se localiza en un solo órgano, sino que su naturaleza lenta, latente es inesperada se esconde por varios años en células Macrófagos donde se reproducen, el virus no está flotando en la sangre, sino que a medida que recorre por el torrente sanguíneo emerge por medio de las llamadas enfermedades oportunistas al cabo de años o décadas, con la progresiva destrucción del sistema inmune (Suárez 2004).
Estas células linfocitos T, CD4, en una metáfora militar, sobre la defensa, y la inmunidad de una república, sobre el bombardeo del enemigo que se encripta en un juego de palabras que mutan el discurso (…) ¿Qué significa el uso de las metáforas militares en nuestro cuerpo? ¿el sida como justicia divina?
Medicina neo-liberal salvaje
“Poco me importaba que ante mí se abriesen las puertas más terribles, lo terrible ya estaba a mis espaldas” (Artaud 2005).

Alejandra Monocuco
Fuente: RedTrans-Colombia
@MemoriaDelSida, 29 de mayo de 2021:
Alejandra, de Santa Fe de Bogotá-Colombia, fue una trabajadora sexual viviendo con Vih. El 29 de mayo de 2020, ella necesitó asistencia médica después de experimentar problemas respiratorios relacionados con coronavirus. Nosotros llamamos a la ambulancia, pero al llegar los paramédicos y percatarse que era Vih-positiva, reusaron llevarla al hospital, ella murió 40 minutos después. La ambulancia regresó después de 15 horas a tomar su cuerpo.
@Queertanaroo, 7 de junio 2021:
El sábado 5 de junio de 2021 un oven gay en la ciudad de Cancún municipio Benito Juárez, Quintana Roo-México, fue torturado, quemado y asesinado por su estado serológico. Este hecho se suma a los reportes de abuso policial contra las personas LGBTI+ en Playa del Carmen y Tulum.
Ricardo Buri, 3 abril de 2021
Hace cinco años recibí un diagnóstico de tuberculosis y VIH, principios de un linfoma cerebral. Mi diagnóstico inicial fue de Sida y mi carga viral fue menos de 400 Cd4. En todos los aspectos estaba muy mal: físico, emocional. No me daban probabilidades de que sobreviva. Sin embargo, mi familia cuidó de mí. Mis hermanas han sido mis pilares, a mi propio ritmo, después de fiebres de 41 grados, terapia física, uso de andador, comencé a recuperarme y autoreconocerme, desarrollé mi resiliencia.
Estos tres fragmentos que corporalizan y brotan el terror, ejemplifican las políticas de la muerte. Procedimientos prácticos o performáticos, se decide quién vive y quién muere. Es complejo teorizar sobre las llamadas thanatopolíticas/necropolíticas, existe una falta de poder explicativo (Valencia 2010, 16), ausencia de fundamento para explicar, para hablar de los sórdido que es la producción de un cadáver.
Estas políticas se aplican en comunidades de la muerte, o enfermas que son un mal para la salud Nacional para el proyecto económico global, para el Neoliberalismo Salvaje. Según Valencia (2010), este proyecto privilegia el flujo financiero (de la industria farmacéutica) sobre la vida. A decir de Paúl Preciado (2009) el Sida es sobre todo la primera enfermedad de la condición neoliberal. Y la historia de esta dinámica nace con las primeras pandemias, o “pestes”.
Las pandemias en Francia (s.XVIII) dieron origen a la consolidación de la Real Sociedad de Medicina (1776), creada por el gobierno de Versalles, a su vez nace la figura de la patente, como un instrumento legal de la exclusividad sobre los recursos empleados para la investigación de las epidemias (40 000 libras en rentas reducidas) frente a otras instituciones como fue el caso de la Facultad de Medicina Francesa (Foucault 2001, 49).
En la época actual existe similar discusión sobre las conocidas y problemáticas leyes de propiedad intelectual o patentes, que registran los “descubrimientos” o intervenciones en materia viva con un titular legal – la industria farmacéutica.
El caso más conocido en Ecuador es la negociación del “Acuerdo de Intención para el Acceso a Medicamentos Antirretrovirales de la Subregión Andina” (2003), de los cuales la transnacional que prevalece es GlaxoSmithKline (GSK), con su patente de retrovirales Combivir. Existen otras farmacéuticas de medicamentos genéricos de la India como es el caso de CIPLA y RANBAXY, que representarían una reducción de más de 70% de precios de los medicamentos TAR. Sin embargo, las patentes de GSK prohíben la venta de cierta serie de tratamientos, así como los avances sobre ya investigado (Gallardo 2003, 27), en palabras de Gallardo (2003) “El dominio sobre el mercado farmacéutico se vuelve dominio exclusivo de GSK por 20 años, posterior a lo cual se realizan pequeñas modificaciones para mantener las rentas monopólicas” (28).
Esta área de la enfermedad se encuentra fuera de la discusión y de la disputa de sentidos, es una práctica sórdida. El intercambio de capital por medio de el “hacer liberal”. Es consecuente que los segmentos más empobrecidos de la población que dependen del Ministerio de Salud pública sufrieron la consecuencia de los desabastecimientos. Me refiero a Personas privadas de la libertad, de provincias, racializadas.
Se encuentra en el imaginario de las maricas sobrevivientes de los 80´s-90´s, la thanatopolítica, la decisión sobre la muerte. Menciona Purita Pelayo (2017) que las trans, travestis, tienen miedo al decaer en su salud de acudir a la clínica por miedo a la “inyección letal”, formas de lo mórbido que conforman nuestra subalternidad y nuestra memoria.
Si se quitara la moralización de la enfermedad del Vih/Sida, con los nuevos avances en medicamentos con la intervención de la Ingeniería genética ¿qué queda? Una nueva configuración sobre la vida/muerte, sobre el ciclo biológico y la incertidumbre de la intervención en la genética, la materia vida, que ahora es algo un “algo” impredecible. Un malestar que resisten los cuerpos de activistas y artistas como el de Ricardo Luna y que nos concierne como sociedad. Nos concierne a todos abrir la píldora y mirar el poder que estamos dando a la clínica y la modificación genética, sobre nuestras vidas.
Encabronamiento VIHchoso
¡Pensar acerca de la enfermedad! -Calmar la imaginación del inválido, de manera que al menos no deba, como hasta ahora
sufrir más por pensar en su enfermedad que por la enfermedad misma- ¡eso, creo, sería algo! ¡Sería mucho! (Nietzsche 1994)
Ricardo Luna, 14 de abril de 2021
“Antes de acceder a la Terapia Anti retro Viral (TAR) debías tener 500 CD4, es decir te haces mierda y antes de que te hagas totalmente mierda te dan el tratamiento. Esto fue lo que denunciamos, la política del exterminio de los maricones.
Yo llegué con Sida, estuve en un 9no piso con otras personas en la misma situación. El Sida nunca desapareció, he vivido casi 10 años de estar muy de cerca con Sida. Hemos visto que para el Covid se han movilizado recursos enormes y el reparto, siempre llega tarde al Sur, de hecho, el Vih/Sida, se tomó como una pandemia seria cuando un hombre blanco Rock Hudson (1984) fue infectado. Mientras millones de personas ya habían muerto en África. Ahora, pienso que el Sida es una epidemia olvidada, silenciada, controlada por las farmacéuticas. ¿Cómo le confiamos a la clínica tantos cambios?”.
Andrea Alejandro Freire, 13 de abril de 2021
“Nos tocó una segunda pandemia, el vih y el coronavirus. Ahora la problemática es el acceso de las personas Vih positivas a la vacuna, este plan de vacunación nefasto que pide que seas indetectable o baja carga viral. ¿Cómo el estado me pide baja carga viral si hubo un desabastecimiento de cuatro meses en el Ministerio de Salud Pública? (…) por un lado los cambios de ministros que entorpecían los procesos alrededor de las enfermedades crónicas, por otro la corrupción dentro de los receptores. Así es como esto funciona. Estoy luchado con una fuerte anemia, llevando mi tratamiento, con las manos entumecidas, sin embargo, resisto desde la creación artística para despenalizar el imaginario, la culpa (…)”
Existieron propuestas artísticas como las de Ricardo Luna (2015) y actualmente Andrea Alejandro Freire (2021), Gledys Macías (2018), Jóvenes Positivos (2021), Movilízate (2020) que enuncian, gritan, se encabronan. Han existido distintas propuestas en la historia de la epidemia del Vih/Sida, que han tratado de la muerte a lo que una vez fue una fábrica de cadáveres.
Pedro Lemebel (1996) piensa en la propuesta de varios tejidos realizados con las ropas de fallecidos por Sida, conocida como Quilt. La representación de la ausencia, la simbolización de los cuerpos que habían desaparecido, formas de lo mórbido dónde hubo silencio y olvido.
Los artistas actuales que vuelven sobre la muerte como el trauma inevitable que detona en sus representaciones, pero que ahora invaden, ladran, abruman, polucionan la mirada higiénica del cuerpo joven y sano de la nación. Una especie de corporalidad informe que se hace del performance, la poesía, la pintura con sangre poluta para sobrepasar la forma mórbida, lo abyecto, el cadáver y abrir la pantalla tamiz para atravesar directamente a los ojos de la mirada médica: “No me verás morir”.

Quilt, San Francisco, en memoria a fallecidos por Sida.
[1] Nosología (Nosology): Parte de la medicina que tiene por objeto describir, diferenciar y clasificar las enfermedades (Diccionario Etimológico de Medicina, 2004, 357) [1] Para Lacan, citado por Hal Foster (2001) la mirada maléfica la relaciona con el ojo del diablo, que él mira como un agente de enfermedad, de muerte, de poder cegar, castrar “El ojo del diablo, que él es el fascinum (hechizo), es lo que tiene el efecto de detener el movimiento y matar la vida, una de las dimensiones que el poder de la mirada ejerce directamente” (144). [2] Los aportes de la ingeniería genética en los tratamientos para pacientes con VIH/Sida, son ampliamente estudiados por Lucía Gallardo (2003) en su tesis de maestría en la UASBI. [3] Desde la disputa por su hallazgo y por las patentes sobre la prueba (1981), Luc Montagnier (Instituto Pasteur de París) vs Robert Gallo (USA). Se realizaron esfuerzos para obtener una cura, los dos fármacos más destacados: El inhibidor de la Tanscriptasa Inversa del VIH (AZT) en 1986, que inhabilitaba la transcripción del ARN en ADN en la reproducción del virus dentro de las células del sistema inmune. Más eficiente fue el Tratamiento de Antirretrovirales de Gran Actividad (TARGA) en 1995, que consiste en un coctel de inhibidores del retrovirus (Inhibidor de Proteasa IP Saquinavir, ritonavir, indinavir, Inhibidor de Transcriptasa Inversa ITINN nevirapina) (Suárez 2004). [1] Término acuñado por Jaques Lacán () para mencionar al mecanismo de un rechazo del significante del universo simbólico. [2] Término acuñado por Achille Mbembe (1999) para referir a las políticas de administración de la muerte. [3] Tratamiento Antirretroviral. [4] La principal teórica que analiza las metáforas sobre el Sida es Susan Sontag (2011) en su texto “La enfermedad y sus metáforas/ el Sida y sus metáforas”. La autora menciona que el portador de Sida lleva una carga de vergüenza, culpa, el solo hecho de mencionarla evidencia al paciente como un miembro de un <<grupo de riesgo>>: “La transmisión sexual de esta enfermedad, considerada por lo general como una calamidad que uno mismo se ha buscado, merece un juicio mucho más severo que otras vías de transmisión, en particular porque se entiende que el sida es una enfermedad debida no solo al exceso sexual sino a la perversión sexual” (Sontag 2011, 130). [5] Actriz, bailarina, vedette. Considerada la primera mujer transgénero con una gran representación mediática en Argentina, muere por linfoma, como causa de Sida en 1999 (Soto 2016, 3). [6] Mujeres trans de las que se habla en el libro “Las Malas” de Camila Sosa Villada (2019). [7] Mujeres travestis, trans, sobre las que tratan las Crónicas de Sidario de Pedro Lemebel (1996). [8] Travestis, maricas que ejercen prostitución en el puente del Guambra, la Mariscal regidas en las crónicas de Purita Valentina Pelayo (2017) en su texto “Los fantasmas se cabrearon: crónicas de la despenalización de la homosexualidad en el Ecuador”. [9] Nombre con el que se conoce a los escuadrones Volantes de la policía, creados en el gobierno de León Febres Cordero para combatir con la “delincuencia”, con autorización de apresar e incluso disparar sobre la población sin dar explicaciones o rendir cuentas (Aguirre 2010, 18) [10] Menciona, Ricardo Luna (2018), en su texto “Crónica de una vida con VIH” en el compilado Inflexión Marica, escrituras del descalabro, editado por Diego Falconí, que uno de los motivos fundamentales para salir de su segundo clóset como persona viviendo con VIH fue su participación en una asamblea de la Corporación Kimirina, en un hotel de alto rango. Entre los planteamientos que encabronaron a Luna estuvo la decisión de separar el término VIH/Sida de la comunidad LGBTI. Después de recaudar casi 13 millones de euros en cooperación internacional del VIH, la respuesta fue la abyección de los cuerpos sidosos de su agenda arcoíris. Recuperando a Lemebel (1997) los homosexuales de clase media y alta nunca o casi nunca fueron un problema para la moral conservadora, o en este caso para las élites quiteñas. [11] Se refiere al mensaje actual de la organización ONUSIDA (2018), que ha demostrado que el tratamiento del VIH con Antirretrovirales (TAR) es sumamente efectivo para reducir el riesgo de transmisión. [12] Los niveles de prevalencia se encuentran en hombres que tienen sexo con hombres (HSH) en un 16,5% y mujeres trans en un 32%. Según la actualización de La Estrategia Multisectorial (2018), en 2020 se notificaron 3823 casos nuevos con un total de 44201 casos a nivel nacional. Las provincias con mayor concentración son Guayas, Pichincha, Manabí, Los Ríos, El Oro, Santo Domingo y Tungurahua (Tobar 2021).
Bibliografía:
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Foster, Hal. El Retorno de lo Real, la vanguardia a finales de siglo . Madrid : Akal S.A. , 2001.
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Freire, Andrea Alejandro, entrevista de Angel Burbano. Entrevista sobre situación de vih en el coronavirus (06 de 03 de 2021).
Gallardo, Lucía. El VIH en el Ecuador y su relación con la propiedad Intelectual. Quito : Universidad Andina Simón Bolívar, 2003.
HistorialGlbti. «Historia GLBTI en Chile .» 30 de 11 de 2020. https://www.instagram.com/p/CIPGLboJ5aW/?utm_medium=copy_link (último acceso: 06 de 09 de 2021).
lemebel, Pedro. Crónicas de Sidario. Santiago de Chile: LOM edit., 1996.
Lossio, Jorge. Pandemias y salud pública, historias de cuarentenas y vacunaciones . Lima : Ministerio de Cultura del Perú, 2021.
Luna, Ricardo. «Crónica de una vida con VIH .» En Inflexiones Marica. Escrituras del descalabro gay en América Latina , de Diego Falconí, 20. Madrid: EGALES, 2018.
Luna, Ricardo, entrevista de Escuelita de Arte Popular. Residencia Positiva 2015 (02 de 05 de 2021 ).
Moreno, Daniel. Kitus Drag . Quito: Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural FONSAL, 2010.
ONUSIDA. Unaids.org. 20 de julio de 2018. https://www.unaids.org/es/resources/presscentre/featurestories/2018/july/undetectable-untransmittable (último acceso: 4 de junio de 2021).
Pelayo, Purita. Los Fantasmas se cabrearon. Quito: INREDH, 2017.
Sontag, Susan. La enfermedad y sus metáforas, el Sida y sus metáforas. Bogotá: Penguin Random House edt., 2011.
Sosa, Camila. Las Malas . Bogotá: Planeta Colombia, 2019.
Soto, Facu. «Mirando a Miró .» Página 12, 25 de 11 de 2016: 3.
Suárez, Maite. Del AZT a TARGA: Breve historia del VIH y sus tratamientos . 18 de 11 de 2004. http://gtt-vih.org/book/print/1363 (último acceso: 8 de 6 de 2021).
Valencia, Sayac. Capitalismo gore. Marid : Melucina , 2010.
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